domingo, 27 de mayo de 2007

CARMEN CAMACHO. EL BAR DE LA ESQUINA


EL BAR DE LA ESQUINA

"Se tambalea
como un péndulo en el aire"

Radio Tarifa

El de Manolillo, el de Chuleta, el de Rafalito,
el bar del Alemán.

Mesón Los Camioneros, el Florida,
el del padre de mi tía Antoñita,
el Mori, el Joselín, la Espuela,
y ese en el que sólo pone snack bar.

De pequeña me enseñaron
el itinerario más rápido
para rastrear a mis borrachos
sin saltarme una taberna,
la cara de más pena
al tirar de la chaqueta.

Hicimos más hondo lo negro de las calles.
Mi abuela, la perra, la nieta.

Cae la luna, otra noche más,
por la rendija de las tragaperras.

Ahora
soy yo
la que apura
la penúltima.

Nadie golpea los cristales.
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De Arrojada, 2007.

jueves, 24 de mayo de 2007

ARTEMIO RULÁN. ANIMA MUNDI


ANIMA MUNDI

Los fantasmas no existen. Araceli asiente. Los fantasmas no existen y todo esto no son más que frutos del miedo y de la ausencia, de las pocas horas de sueño de los últimos meses; de la mesa vacía en su lateral izquierdo, despoblada de su cuchara y de su servilleta; de la mitad de la cama estéril, sin fronteras posibles y con la tibieza quebrada de este nuevo mundo de sombras.

Llevaban cuarenta años viviendo juntos, vagando juntos. Se habían hecho inseparables e imprescindibles. Para lo bueno y para lo malo. La rutina había perdido el nombre y lo cotidiano —pese a lo minucioso de su instauración— era una sorpresa permanente que se había instalado en las esquinas de los pasillos y en la escalera que subía al segundo piso. Juntos, en silencio o con charla sosegada, compartían los años. Juntos conocían los parques y el barrio, a la hija que crecía y al tren que enfurecido desplomaba las tardes, a los vecinos y al perro nocturno, al amor en la casa antigua del pueblo, antes de venir a la ciudad, y las letanías de mayo y el ángelus dormido en las telarañas de una radio al mediodía.

Casi no habían viajado, pero se consideraban errantes. Alfredo erguido con el rostro serio y de circunstancias, y la palabra consciente. Se sabían, sin saberlo (porque así es como mejor se conocen las cosas) pequeños navegantes en una esfera loca. Y asumían y sentían el vértigo de viajar deprisa en el espacio infinito, con leyes gravitatorias que bien conocían de uso.

Araceli llora y afirma que los fantasmas no existen.

Alfredo había muerto de transparente disnea hace unos días. El corazón se había puesto tan grande —de años y vida— que fue imposible manejar tanto líquido y las lágrimas que se tragaba un día pasaron cuenta anegándoles los pulmones. Pero fueron tantos los minutos vividos codo a codo, que pese a las circunstancias, la sinceridad de su muerte no podía dejar de ser coherente con inmutable de su vida, y el espíritu o el cuerpo —igual da— alto, recio y amable se negaba a abandonar la casa y seguía empeñado en la cabecera de la mesa y en el sillón de la sala o en las cervezas de la nevera. Amable y bueno seguía tocando tímido el pelo de Araceli, como aquella primera noche, y apareciéndosele en los espejos, tomándola del hombro y besándola como buen amante en el cuello y susurrándole quedo al oído: “Los fantasmas no existen, Araceli. Los fantasmas no existen”

Artemio Rulán, 1998.

lunes, 21 de mayo de 2007

JULIO RODRÍGUEZ. ME DUELE EL MUNDO AQUÍ, CERCA DEL PECHO


ME DUELE EL MUNDO AQUÍ, CERCA DEL PECHO

Es un dolor tenaz, como un ahogo
que me aprieta el aliento;
no puedo respirar, apenas puedo
aceptar que respiro cuando tengo
dolorido mi pecho por el dolor del mundo.
Porque, a decir verdad,
me duele el mundo entero:
el occidente, amargo como un caballo cojo,
el oriente que funde tras un velo
la oscura indecisión de sus facciones.
Me duele el norte impúdico,
me duele el sur desértico.
Me duelen los asientos de primera
y las zanjas de metro ochenta y cinco
y la tierra que piso y que tirita
y que estrecha y parcela
en mundos pequeñitos
el corazón del hombre.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Y me duelen los ojos enormes de los niños
y la boca apretada de los viejos
y el rumbo impredecible
de un cadáver en medio del océano.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Es un dolor extraño y somnoliento,
como un gato que sangra
en mitad de la noche,
como la soledad
que guarda en su interior
un ataúd vacío,
como el peso violento,
amargo y caprichoso del silencio.
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De La luz inesperada, www.juliorodriguez.es.

miércoles, 16 de mayo de 2007

PIER PAOLO PASOLINI. FÚTBOL Y POESÍA


FÚTBOL Y POESÍA

[...] En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del “gol”. Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es “ineluctabilidad”, fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año...
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Da Il calcio "é" un linguaggio con i suoi poeti e prosatori, Il Giorno, 3 de enero de 1971.

Texto completo del ensayo.

lunes, 14 de mayo de 2007

JOAQUÍN SABINA. COMO UN EXPLORADOR


COMO UN EXPLORADOR

Después de tanto tiempo al fin te has ido
y, en vez de lamentarme, he decidido
tomármelo con calma,
de par en par he abierto los balcones,
he sacudido el polvo a todos los rincones
de mi alma.

Me he dicho que la vida no es un valle
de lágrimas... y he salido a la calle
como un explorador.
He vuelto a tropezar con el pasado
y he pedido, en el bar de mis pecados,
otra copa de ron.

Y en otros ojos me olvidé de tu mirada
y en otros labios despisté a la madrugada
y en otro pelo
me curé del desconsuelo
que empapaba tu almohada.

Y en otros puertos he atracado mi velero
y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
y una mañana
comprendí que a veces gana
el que pierde a una mujer.

Con el cartel de libre en la solapa
he vuelto a ser un guapo entre las guapas
chulapas de Madrid,
sólo me pongo triste cuando alguno,
en el momento más inoportuno,
me pregunta por ti.

Y en otros ojos me olvidé de tu mirada
y en otros labios despisté a la madrugada
y en otro pelo
me curé del desconsuelo
que empapaba tu almohada.

Y en otros puertos he atracado mi velero
y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
y una mañana
comprendí que a veces gana
el que pierde a una mujer.
——————————
De Esta Boca es Mía, 1994.

martes, 8 de mayo de 2007

ERIK SATIE. LA JORNADA DEL MÚSICO


LA JORNADA DEL MÚSICO

El artista debe regular su vida. Aquí tienen el horario detallado de mis actividades diarias: Me levanto a las 7.18 h; inspirado: de 10.23 a 11.47 h. Almuerzo a las 12.11 h y me levanto de la mesa a las 12.14 h.

Saludable paseo a caballo, en el fondo del parque: de 13.19 a 14.53 h. Otra inspiración: de 15.12 a 16.07 h.

Ocupaciones diversas (esgrima, reflexiones, inmovilidad, visitas, contemplación, destreza, natación, etc.), de 16.21 a 18.47 h.

La cena se sirve a las 19.16 y se termina a las 19.20 h. A continuación, lecturas sinfónicas en voz alta: de 20.09 a 21.59 h.

Me acuesto normalmente a las 22.37 h. Una vez por semana, despertar sobresaltado a las 3.19 h (los martes).

Sólo como alimentos blancos: huevos, azúcar, huesos rallados; grasa de animales muertos; ternera, sal, coco, pollo cocido en agua blanca; mohos de fruta, arroz, nabos; morcilla alcanforada, pastas, queso (blanco), ensalada de algodón y algunos pescados (sin piel).

Me hiervo el vino, que bebo frío con zumo de fuchsia. Tengo apetito; pero no hablo nunca comiendo, por miedo a atragantarme.

Respiro con cuidado (poco cada vez). Bailo muy raras veces. Cuando ando voy por los lados y miro fijamente atrás.

Muy serio de aspecto, si me río es sin querer. Por eso siempre me disculpo y con educación.

Sólo duermo con un ojo; tengo un sueño muy duro. Mi cama es redonda y perforada por un agujero para que pase la cabeza. Cada hora, un criado me toma la temperatura y me pone otra.

Desde hace tiempo estoy abonado a una revista de moda. Llevo un gorro blanco, medias blancas y un chaleco blanco.

El médico me ha dicho siempre que fume. A sus consejos añade: —Fume, amigo: si no, otro fumará en su lugar.
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De Memorias de un amnésico y otros escritos, Madrid, Fugaz, 1989.

TARA JANE O'NEIL & JANA HUNTER. EN CONCIERTO

Miércoles, 9 de mayo, 22:00 horas.
Savoy, C/Pelayo 2, Gijón.



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RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN. LA OFENSA


LA OFENSA

La memoria no es un instrumento del hombre, un siervo amable, un eficiente valet; más bien parece que el hombre fuera un lacayo de su memoria. Porque el hombre languidece, se distrae, se corrompe, pero su memoria permanece firme, a pie de obra, insobornable; de manera que mientras el hombre tropieza, o se enfría, o pierde sus dientes, o levanta murallas, o se disfraza, o devora a sus semejantes, ella permanece alerta, chupándolo todo, guardándolo todo, clasificándolo todo: cavando, cavando, cavando.
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De La ofensa, 2007.

martes, 1 de mayo de 2007

JAVIER SALVAGO. SOBRE EL TAPETE VERDE DE LA VIDA


SOBRE EL TAPETE VERDE DE LA VIDA

Nos pasamos la vida de farol,
temiendo que nos cojan y descubran
que no llevamos juego,
que no sabemos nada
de nada...
Nos pasamos
la vida calibrándonos, cubriéndonos,
con la guardia bien alta.

Todos fingiendo y todos con las mismas
o parecidas malas cartas.
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De Los Mejores Años, 1991.