ME DESPIERTO DE MAL HUMOR
Cuando fui niño me encontraron muerto flotando en un río.
Desde entonces oculté mis expresiones faciales siempre generadas por la mentira.
En muchas ocasiones el cerebro se me escapó de la cabeza
y tuve que llenar el vacío de mi existencia con relojes de oro.
Quemé todas mis fotografías esperando que del fuego surgiera un ángel,
pero el humo tomó la forma de una madre de ocho brazos empoyando un huevo negro.
El tiempo es una estafa, como el cuerpo, como el infinito.
Veo a mis vecinos sonreír arrojando por la boca pedacitos de espejo.
Me siento más vacío que un cáliz, más seco que una hostia.
Del corazón me sale un cuervo trayendo en el pico un poema.
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De
No Basta Decir,
2003.
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