domingo, 15 de enero de 2023

CRÓNICA

Sábado, 17 de diciembre, 20:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.

Por catenaccio


RAQUEL LANSEROS
LAS PEQUEÑAS ESPINAS SON PEQUEÑAS [1]

CAMPOS DE PLUMAS

Me prometes el mar todas las noches.
Esta ciega lealtad, ¿de dónde nace?
Por miel sabrosa avivas y es mi eje
grana como primicia en su sazón.

En espejo de piel servimos ídolos
mientras se nos olvida la mortalidad.
Hablamos en la lengua más antigua,
nunca miente la carne cuando ama.

Laurel en flor es el placer jugoso
de todas estas hembras
                                 en que me has convertido.

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LA MOSCA

Esa mosca que animosa surca
                      la somnolencia del final de agosto,
explora, busca, indaga, curiosea,
revolotea vivaz, encauzada al sustento,
vuelve a escudriñar,
                      tan otra y tan misma.

Esa mosca que apenas vivió ayer ni alcanzará el otoño,
cuya sombra es fugaz y su predio el ahora,
infatigable aliento su forzosa inconsistencia,
sutil tenacidad tras la ley de la vida.

Esa mosca que indolente se posa
—en un frágil descuido del destino—
sobre mi muslo al sol, mientras mi mano
duda si molestarse en ahuyentarla,
olvidar su ajetreo o acallar su existencia.

Esa mosca soy yo
y mi mano es el tiempo.

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CADA MENTE ES UN SUEÑO DE SÍ MISMA

El mundo es un recuerdo longevo que renace
para ser el testigo de una nueva tormenta.
Cada trueno contiene
                      la señal primeriza de que amaina.

Hay un niño asombrado de rodillas gastadas
dentro de todo hombre que ama a una mujer.
Ambas voces convergen en instante presente.
Grave y aguda. Las sombras tienen sombra.

Cuando todo lo que pudimos ver se haya esfumado,
cuando no haya notarios que nos certifiquen
ni salmos que acomoden su fe a las circunstancias,
cuando sólo seamos
un soplo sigiloso en mitad del olvido,
entonces, ya despiertos,
                      quizá comenzaremos a percibir lo nítido.

Igual que cada ser
se encuentra contenido en el amor
que lo alumbra y le da figura terrena,
así nos contenemos dentro de nuestro sueño
sin poder distinguir a ciencia cierta
                      si somos la vigilia o el letargo.

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ADIÓS

Bastan cinco fonemas para seccionar
                      el amor en dos cuerpos.

Al desertar de mí, tus manos son las tuyas
y en mi rostro comienza ya a intuirse
lo que será por siempre:
                      uno más entre miles.

Quédate con la vuelta,
yo soy la cifra impar.

A la hora del adiós agonizan los istmos.
Lo propio muta a ajeno.
Lo amado a sin embargo.

Cómo sobrevivir la amputación.

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APUNTE PARA UNA DESPEDIDA

Porque has sido mi guía,
porque ocurres
                      exiliado del tiempo,
prevés mejor que nadie los meandros del destino.

Mírame bien: el camino me aguarda.
Yo también urdo sueños dentro de la certeza.

Ya no soy inmortal. Me corresponde
la forzosa medida de mi edad.
Fragor antes que calma, me habían dicho.

Y ojalá una jornada,
cuando estemos cansados, ya muy viejos,
parándote a observar desde tu dársena
me contemples arder en feliz desmemoria.

Ya sabes, nadie tiene
                      más valor que las flores en su tumba.

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EL BURLÓN MIRAR DE LAS ESTRELLAS

La alegría de volver
tiene mucho que ver con la tristeza
                      porque todo regreso pertenece al pasado.

Farolas, plazas, fuentes, avenidas,
mesones blasonados, luz sonámbula.
Todo aquello que amé y tuve por mío
hoy me contempla con indiferencia.

Quizá éste no haya sido tu último retorno…
me susurra una sombra con voz de hombre.
Lo miro. Ya no está. Su nombre es Nietzsche.

                      Me he quedado de pronto a solas con mi vida.

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FAROS ABANDONADOS

Se le amotinan los huesos a mi madre,
mi padre comparece al ocaso de su vista,
el invierno decreta el estado de sitio
a los pocos ancianos que aún resisten.

Los sólidos colosos de mi infancia,
almenas de altas torres,
                                            postas de caminantes,
ahora son hostigados por el calendario.

La impotencia me asfixia
cuando —al aproximarse— los contemplo risueña.
No quiero que sospechen mi dolor al sentir
qué mayores se están haciendo mis mayores.
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[1] De Las pequeñas espinas son pequeñas, Madrid, Hiperión, 2014.

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