martes, 23 de abril de 2013

CRÓNICA

Sábado, 20 de abril, 20:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.


CRÓNICA

Partido intimista y paradójico el disputado este sábado, veinte de abril, en el retorno al antiguo estadio del bar Cantábrico, testigo mudo que fue de una inapelable, aunque discutida, victoria por la mínima.

Intimista porque éramos cuatro gatos los participantes, y esta vez en un sentido literal pues cuatro fuimos los participantes: Nacho, Oji, Alfredo y Charly, el que esto escribe. Estuvo presente María, que no participó del juego por considerar ella que llegaba tarde, sin tener en cuenta la poca formalidad del colectivo. Una pena, porque hubiera podido jugar perfectamente de haber sido un poco mal pensada. En la mesa de al lado, en la grada de fondo norte, estaban Patri y Elena, que se bastaban y sobraban como bulliciosas forofas para animar en silencio respetuoso a sus jugadores favoritos. Esa fue toda la concurrencia.

La paradoja es que el convocante haya decidido retornar al viejo estadio para acoger con mayor comodidad a las masas que se esperaban y que sólo hayan aparecido siete personas. También lo es, y en mayor medida si cabe, que el partido se organice como homenaje a la sin par Alba, que se nos va a enseñar a los de Hervard lo que es categoría y conocimiento, y que la homenajeada no concurra a su propia despedida. Más paradójico puede ser aún que el único goleador de la noche sea el jugador que más decepcionado terminó el encuentro.

Antes de iniciarse el encuentro, en el protocolario y ya casi olvidado acto de intercambio de banderines y presentes, Oji tuvo el detalle de obsequiarnos con un cedé musical en el que colaboró con su talento fotográfico y que agradecidamente recibimos y que en estos momentos de soledad escritora suena en mi equipo poniendo banda sonora a esta crónica.

En el terreno meramente deportivo, don Ignacio participó con otro de los miles de libros que a escondidas él escribe y que luego publica bajo diversos seudónimos. En esta ocasión usó el de Álvaro Fierro Clavero y tituló su obra como “Tan callando”. Buena y delicada es su poesía, aunque sigue empecinándose en no rimar nada. No soy muy amigo, porque entre otras cosas hay que saber de ello, de analizar las escrituras de los demás entrando en profundidades o interpretaciones. Creo que las propias palabras escritas en la obra hablan por sí mismas mejor de lo que uno pueda intentar explicar. Si este juego fuera justo, seguramente habría marcado algún gol, pero no lo es. No obstante, para la posteridad quedan cosas como esta:

Vimos pasar a Dios rumbo al abismo.

No estaba sordo
Ni era ciego,
Sólo huía
para olvidar que era el autor
de la esperanza de los hombres.

Transcribo literalmente hasta el interlineado, a pesar de que dudo que alguna vez comprenda, y sobre todo comparta, esta disposición artificiosa. Pero lo importante, la historia, me atrae y la elección evocadora de las palabras me parece formidable.

Siguiendo el sentido de la ronda, en el contrario al natural de las agujas del reloj, se situó nuestro cántabro de cabecera, el terror de los versos, la envidia de los defensas más aguerridos de la historia, el, por otra parte encantador, Ojinaga. Participó con José Marinal (si mis apuntes están bien interpretados) y con su libro titulado “Lenguaje del mar”. A mitad de partido, yo, que soy muy despistado y poco despierto, me pregunté en voz alta que ya era curioso que todos los poemas que entregaba Oji hablaran del mar, hasta que amablemente y entre alguna burlona sonrisa, me señalaron la portada y entonces todo cobró sentido. Buen libro también aunque en palabras del propio jugador se reconociese que a medida que pasaban las rondas “iba metiendo cada mierda…” Poco consistente por tanto su juego y eso se plasmaba también en alguno de sus poemas, que enamoraban al inicio, se perdían en vericuetos por el camino y terminaban renovando el interés. Como en el caso anterior, lo mejor es que lo comprueben por ustedes mismos.

Silogismo
La palabra buscada entre alfabetos muertos.
Esa que atesora la ingravidez del mar.
La palabra perdida entre tantas lenguas vivas,
azul de agua, sonido de sal, un banco de corales,
una gaviota inmóvil como punto final del firmamento.
El océano suelta sus tormentos de yogurt.
Entre una palabra y otra, asombro de la nada,
el amago de aquello que no acaba de brotar,
la fuga de sentido de la realidad.

A su diestra sentado estaba el gran Alfredo, otro baluarte defensivo cojonudo. Si el querido Sporting tuviera en su defensa a alguien la mitad de efectivo en su equivalente futbolístico, seríamos la defensa menos goleada de la liga, y si formara pareja de centrales con el equivalente de Oji, eso ya sería de internacionalidad absoluta. Pero a pesar de todo ello, Alfredo tiene el alma de un rebelde, de un inconformista y, a su manera, de un innovador, aunque fuera en otro tiempo. Gran escritor el que aportó a este partido; Boris Vian que siendo más conocido como narrador en fabulosos relatos de fama universal, también trabajó el género primo de la poesía. Cuando uno es famoso y célebre por una cosa y no por otra, suele ser por algo. Tiene garra, qué duda cabe, y si hacemos caso a sus propias palabras (a las de Alfredo, no a las de Boris), era un gran innovador en su momento. No seré yo quien lo discuta. Aquí tenemos su “Primer amor”, que no deja de ser algo bueno aunque quizá no redondo. Personalmente hay palabras y expresiones que jamás introduciría en un poema, pero allá cada cual con sus cosas.

Cuando un hombre ama a una mujer
De entrada, la sienta en sus rodillas
Tomando cuidado de levantarle el vestido
Pero no estropear sus pantalones
Porque tela sobre tela
Gasta la tela
Enseguida, verifica con la lengua
Si a ella la operaron de las amígdalas
Si no, sería contagioso
Después, como hay que ocupar las manos
Busca, tan lejos como pueda
Y rápido constata
la presencia efectiva y real de la cola
de una laucha blanca manchada de sangre
Y tira, tiernamente, del hilito
Para tragarse el támpax

El único gol de la noche lo marcó el que esto suscribe. ¡Sí, damas y caballeros! Por fin marqué mi primer gol. Para ello sólo fue necesario jugar con uno de los mejores poetas de la historia universal y esperar hasta la cuarta de siete rondas para que me concediesen el gol. Pero nobleza obliga y la elegancia me impide ahondar en detalles que enturbien tan brillante victoria. Con el permiso explícito del viajero Martín, llevé al partido a don Francisco de Quevedo con una selección de sus poemas satíricos; todo un acierto que además me facilita enormemente escribir esta parte de la crónica porque qué voy a decir a estas alturas de Quevedo que no se haya dicho ya.

Así pues, disfruten con este “Desengaño de las mujeres” antes de que aparezca algún ministro iluminado y lo prohíba por uso de palabras potencialmente ofensivas para colectivos especialmente delicados, o alguna otra ocurrencia semejante. ¿Qué no? No subestimen jamás el potencial destructivo y la capacidad para complicar las cosas de un político. Algunos hasta quieren quitarle el ayuntamiento a Mieres, no les digo más.

DESENGAÑO DE LAS MUJERES

Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.

Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.

Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado

si de otras tales putas me pagare,
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.

3 comentarios:

  1. Grande, Charly. Doble Goal, Cr'onica y Quevedo. Gracias
    P.S. Coincido contigo. Lo de Ignatium son autoediciones con pseud'onimo.
    Perd'on por las tildes, pero este ordenata las pone as'in... muy moderno pero muy tonto

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  2. Gracias Catenaccio, alguien tiene que mantener el valor del verso.
    Tengo que lamentar y pedir disculpas porque el publicar la entrada, no sé por qué, no se respetó la maquetación original, que trasladaba los versos tal y como estaban escritos, con sus espacios y su verticalidad. Puedo decir en mi defensa que al no estar en mi ordenador me encontré con problemas de compatibilidades del programa editor y eso me complicó un trabajo que por otra parte no tendría que ser tan complicado, pero lo fue, os lo aseguro. Lo siento.

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