sábado, 27 de octubre de 2012

LEONARD COHEN. 35


35

Each day he lugged
a hunk of something precious
over to his boredom
and once or twice a week
when he was granted
the tiny grace of distance
he perceived that he laboured
as his fathers did
on someone else's pyramid

Thoughts of rebellion
Thoughts of injustice
New Year's resolutions
The seduction of a woman
All these he engraved
numbly letter by letter

Walther PPK-S
Serial No. 115142
stolen from one slave by another
——————————
From The energy of slaves, 1972.

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35

Todos los días arrastraba
un gran pedazo de algo precioso
hasta su aburrimiento
y una o dos veces por semana,
cuando le era concedido
el minúsculo favor de la distancia,
se daba cuenta de que trabajaba,
como lo hicieron sus padres,
en la construcción de la pirámide de otro.

Ideas de rebelión.
Pensamientos sobre la injusticia.
Propósitos de Año Nuevo.
La seducción de una mujer.
Todo esto lo iba grabando
torpemente letra por letra:

Walther PPK-S.
Número de serie: 115142.
Robada a un esclavo por otro.
——————————
De La energía de los esclavos, Madrid, Visor, 2006.
(Trad. Antonio Resines)

viernes, 12 de octubre de 2012

CRÓNICA

Viernes, 28 de septiembre, 21:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.


JUGADORES

Blanco Díaz, Pilar. EL jardín invisible, Madrid, Rialp, 2006.
Laboa, Mikel. Antología, Gijón, Autoedición de Martín Julio Ferrero, 2012.
Lowry, Malcolm. El trueno más allá del Popocatépetl, Barcelona, Tusquets, 2009.
Miłosz, Czesław. Tierra inalcanzable, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2011.
Otero, Blas de. Hojas de Madrid con la galerna, Madrid, Galaxia Gutenberg, 2010.
Uribe, Kirmen. Mientras tanto cógeme la mano, Madrid, Visor, 2010.

CRÓNICA

De la puntualidad con que los participantes de presentaron en el campo se pudo deducir que a todos los animaban las ganas de brindar espectáculo. Aunque más que puntualidad, lo que contribuyó a que se rompiese la habitual esterilidad del marcador fue el dominio de planteamientos tácticos menos dogmáticos. De este modo, un buen puñado de jugadas pudo prosperar más allá de la primera línea de defensa rival. Es de agradecer, y confiamos en que no se trate de un mero espejismo que de paso a una nueva era de abrazo furioso a cada particular sanctasanctórum lírico.

ARTEMIO apostó por el verbo encendido de BLAS DE OTERO. Sin embargo, no logró emplazarlo en la faceta social, de religiosidad contradictoria o amor descarnado en que luce más, sino que lo dejó deambular con una voz apagada: «Cojeando un poco. Fumo, me peino, pienso / en la Habana con un barco violeta...»; transida de previsibilidad, de hálito ajeno en HABRÁ POESÍA: «Mientras haya en el mundo primavera, / habrá caminos, y barricadas, y grandes nubes luminosas, y aquí termino»; y que sólo dejó restos de su innegable talento a fogonazos: «Aparezca tu cuerpo, / tus fríos labios, / tus brazos rodeándome de acero potestades». Fogonazos no embellecidos por los manejos de tahúr a que nos tiene acostumbrado ARTEMIO, que no pudo contenerse, introduciendo de su puño y letra una coda espuria al final del poema para ganar adeptos entre la parroquia más dipsomaníaca... Bueno, dejémoslo en la parroquia a secas: “Y el aire lleno de botellas vacías”.

Como cabía esperar de quien no se prodiga en exceso en la competición más exigente, CLAMAVI acusó falta de ritmo. Arrancó en tromba con un MIŁOSZ penetrante, que sin renunciar a la profundidad, alcanzaba con facilidad la línea de fondo: «Dejo los símbolos para los orgullosos, ocupados en sus cosas. / Quería extraer con la mirada el nombre auténtico de la cosa»; para rematar con un primoroso chut en escorzo melancólico con LO QUE SIGNIFICA: «Con un Gauloise apagándose, / con un vaso de vino tinto, / pienso en lo que significa ser esto y no aquello... pero entonces cabía la esperanza de serlo todo». Sin embargo, no supo encajar las pausas en labores de tabaco y fue menguándose en un estilo fabulador: «Nos estaba permitido hablar con el grito de enanos y demonios, / pero las palabras puras estaban prohibidas»; para caer en el discurso oscurantista de quienes creen custodiar una gran verdad: «No revelar lo prohibido. Mantener el secreto / porque lo revelado perjudica a la gente».

Visto el resultado de las propuestas de PAPERMAN y CHESIRE, podemos colegir que de la poesía en éuscara perdemos con la traducción su mayor valor. Ese agregado de te, ka, txe, erre, ... esa onomatopeya, ... esa aliteración sin fin, ... ese tableteo de ametralladora que —traduttore, traditore— will be lost... like tears in the rain. Y es que LABOA se manejó en un discurso extremo, sin molestarse apenas en disimular la costura entre la grandilocuencia de patadón y tente tieso: «Y que dices Der tod / ist ein meister / und du, Zur Linken, / des menschen Sinn... El tiempo, solitario Helian / De noche, gris, de fuego, en llamas», y el fraseo balbuciente de un niño que administra una evidencia, que todos salvo él ven como tal: «Si le hubiera cortado las alas / habría sido mío, / no habría escapado. / Pero así, / habría dejado de ser pájaro. / Y yo... / yo lo que amaba era un pájaro».

Más de lo mismo se puede decir de URIBE. Dejó algún destello en el juego de temática campestre, controlando el balón con metáforas acertadas: «Unas cuantas vacas / habrán cruzado el valle y la carretera, y se han refugiado allí. / Están atrapadas, cabecean nerviosas. / Es de noche en el hemisferio de sus ojos». Sin embargo, construyendo jugada en el centro del campo amoroso estuvo lento y contradictorio: «No es verdad. No he cambiado. / en mis sueños / siempre tienes veinte años»; cuando no, aupado sobre una tramoya de obra mil veces vista: «Sin embargo, si me dices «mi amor», / siento un escalofrío, / sea verdad o mentira».

Fiel a su estilo, IGNATIUM planteó su partido en la jurisdicción del poema denso, manejando el miedo existencial con más mesura en esta ocasión: ahí estuvo la clave de su éxito. BLANCO arrancó fuerte, con juego directo y esperanzador: «Y en el último instante una luz nos permite / contemplar su textura, encarar miedo y muerte»; aunque a veces atropellado por su propia emoción, como en FUSIÓN: «Nacer es soledad entre las voces, / uno que deja el uno para siempre / y para siempre abraza su nosotros». Pero a poco que atemperara su ímpetu, alcanzo la línea de fondo, centró templado y remató con acierto a las mallas, haciendo inútil la estirada de CHESIRE, que puso peros al exceso de tremendismo de TRABAJOS FORZADOS: «Y cada amanecer / alguien que no soy yo se incorpora en la cama / y sujeta la cuerda con la que arrastra el día / su torpe circular de horas sin rumbo cierto / Cansinamente, obligatoriamente, tirando con las manos desolladas del día». No obstante, su juego se volvió más conservador y tópico desde que cobró ventaja en el marcador: «No alterar la hermosura, / vivirla. / Pasar de largo y que allí quede»; y sólo recuperó mordiente al final del partido en una acción aislada con ESLABONES: «Fieles a las cadenas / imán de la implacable / cadena del destino (no hay martillo que trice / sus férreos eslabones de voluntad y sueños)».

CATENACCIO se presentó después de una larga ausencia sin haber preparado el partido. Y es que hay técnicos que cuanto más estudian, peor. LOWRY sorprendió por su resultado, máxime cuando no se esperaba nada de él después de un arranque tan melodramático: «galopando / sobre ese implacable caballo enloquecido / cuyos ojos no tienen párpados / y cuyo nombre es Remordimiento»; levemente suavizado con POR EL PLACER DE MORIR: «o los abanicos moviéndose monótonos / en los asilos, tejiendo su destino de sueños, / una esperanza que jamás volará tan alto / como vuela el horror de vivir». En este momento, lo fio todo al arranque etílico en su ORACIÓN POR LOS BORRACHOS, con el resultado que cabía esperar: hubo que bajar a PAPERMAN de la mesa: «Señor, da de beber a todos estos que ahora se levantan, / destrozados, farfullando palabras desde el centro del infierno, / mientras espían a través de las ventanas / la espantosa realidad del día que comienza».

Al final empate en un partido que, sin ser memorable, dejó dos goles y detalles de calidad. El público se fue dispersando. En el fondo norte, SANDERS ya buscaba refugio de mesa y mantel en que despenar otros apetitos que roen las entrañas más que el hambre de libros. En el fondo sur, la parroquia de economistas que encabezaba ELENA resolvía los males del mundo, de la Universidad, o quizás de sus ganas de festejar, que no es poco. ARTEMIO, CLAMAVI y CATENACCIO se dilataban haciendo revolotear un abanico de poéticas tan inflacionario como irreconciliable. Y la noche que poco a poco lo señoreaba todo. El otoño está de su parte. Ya el bombo ha girado, caído la bolita premiada, y la lotería de Babilonia decretado suerte para el tiempo venidero. Vienen días en que será más huidizo el tránsito de la luz, prendidos los rayos del sol por el vuelo de aves que migran, árboles que encanecen y vientos que no disimulan su aliento avieso. Quizás para recordarnos que figuramos en alguna bolita que la mano del tiempo ha de sacar, que estamos de paso, que encanecemos y que también nuestro hálito puede ser avieso, pero que, precisamente por eso, merece la pena intentar sanearlo. Pero eso ya es otra historia.