viernes, 30 de abril de 2010

AGAPITO PAZOS MÉNDEZ


ADIÓS AL NIÑO DE LA 415

Agapito Pazos Méndez, de 82 años, ha fallecido en la habitación 415, cama dos, del Hospital Provincial de Pontevedra. Allí estaba empadronado y siempre vivió en el centro sanitario donde fue abandonado a los tres años, dentro de un cajón. Trabajadores del centro hospitalario han lamentado su muerte y destacado la intuición de Agapito para determinar la gravedad de los enfermos. Solo dejó el edificio una vez para ver la ría.

Sufría discapacidad psíquica, una distrofia muscular en las extremidades inferiores con deformación y distrofia en su mano derecha. Se integró en el funcionamiento de la entonces institución de beneficencia, que en 1993 se integró en la sanidad pública y su tutela pasó a una entidad sin ánimo de lucro. Llegó a ser durante un tiempo el encargado de guardar las llaves de los medicamentos y el almacén. Era el único paciente con habitación decorada al gusto, que compartía con otro enfermo.

Este inquilino era muy popular en el hospital, donde el único recuerdo que se guarda de Agapito enrabietado fue cuando una paciente vietnamita le robó la caja que protegía sus pocos ahorros. Un médico le compró una caja de caudales y el asunto se solventó. Sólo salió del hospital cuando uno de los celadores lo llevó a ver las Rías Baixas a los 60 años. Finalmente, Pazos abandonó el único hogar que conoció al morir, en comitiva fúnebre, acompañado de sus compañeros hasta el cercano cementerio de San Mauro.
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De El País.com, 30/04/2010.

lunes, 26 de abril de 2010

CHARLY CASTAÑÓN PÉREZ. CON TODOS LOS RESPETOS

Viernes, 30 de abril, 20:00 horas.
Ateneo Obrero, C/ Covadonga 7, 1º izquierda, Gijón.


PRESENTACIÓN

Acto de presentación del libro de Charly Castañón: Con todos los respetos. Trilogía coral de humor, intriga, sainete y bares compuesta por las obras: Ni de fútbol ni de na, Enreda, enreda y El rincón de la buena gente.

martes, 6 de abril de 2010

CARLOS MARZAL. EL DESEO EN DESORDEN


EL DESEO EN DESORDEN

El infinito afán de tentativas
en que consiste el hecho de ser hombres,
la regla del acierto y del error
vuelta divinidad hasta forjarnos,
nos ha tejido en nuestra insuficiencia.
Con el moroso azar de nuestro método
—esta lucha de todo contra todo,
sin más aspiración que estar en lucha—,
ha fraguado la magia de existir
en la indigente forma en que existimos.

Carecemos de un plan en armonía.
Las lentas probaturas de la suerte
nos han predestinado a los declives,
nos han urdido rumbo hacia el cansancio,
en vez de encaminarnos al delirio:
vivir en la absoluta servidumbre
del monarca absoluto del deseo.

Qué lástima este ser tal como somos,
este desperdiciarnos en tibiezas;
qué mortificación por un desorden
que no sostiene en armas nuestra fiebre.
Qué abatimiento estar desamparados
por nuestro mejor yo, por la alta idea
con que nos concebimos en ensueños:
un alguien incapaz de la renuncia,
un incondicional, un entusiasta.
Un alguien sin desmayo, un puro idólatra
que vivo en su deseo se desviva.
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De Metales Pesados, 2001.