Viernes, 30 de noviembre, 21:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.
JUGADORES
Collins, Billy.
Lo malo de la poesía y otros poemas,
Madrid, Bartleby, 2007.
Hikmet, Nazim.
Antología,
Madrid, Visor, 2005.
Jiménez, Juan Ramón.
La estación total con las canciones de la nueva luz (1923-1936),
Madrid, Visor, 2006.
Muñoz Seca, Pedro.
La venganza de Don Mendo,
Madrid, Cátedra, 2006.
Parra, Nicanor.
Chistes para desorientar a la poesía,
Madrid, Visor, 1989.
Tavares, Gonçalo M.
El Señor Brecht,
Madrid, Mondadori, 2007.
CRÓNICA
Pese a lo precipitado de la convocatoria, se presentaron en el campo seis contendientes cargados de ilusión por romper la sequía goleadora. Fue ese número ligeramente inferior al de los partidos más esperados el que hizo que el juego resultara inusualmente ligero. FUTRECALIENTA, desde la cabecera del mármol, templado, con la concentración de quien conoce el oficio y no se aviene a pastelear un empate aunque juegue fuera de casa, espoleaba a don Nicanor desde los primeros lances: intensidad en el corte, economía en el adorno, precisión en el pase... en una palabra, clasicismo. Lo mejor de la noche salió de sus botas. Empieza a ser preocupante el bajo estado de forma de un PAPERMAN que consume la parte del león de su energía en el efecto teatral de sus jugadores. Cansado de ver cómo don Mendo encallaba por falta de visión de juego, optó por saltarse el trámite de lectura y pasar a la modalidad de recital, no sabemos si para promocionarlo o para terminar de hundirlo. Desmoralizado, terminó pidiendo la hora y otra ronda de cerveza. ARTEMIO RULÁN Y SANDERS fueron ejemplo de desorientación. Quedó claro desde el pitido inicial que el partido no estaba para la imaginería del fogonazo ni el tropo relámpago; que si alguien quería la victoria tendría que ponerse el mono de trabajo y pelearla palmo a palmo. Pues bien, cuando la prudencia dictaba una retirada táctica como la que ejecutaba SANDERS en las piernas del señor Tavares, ARTEMIO RULÁN, no sabemos si por compromiso o por contumacia, mantuvo en combate a Nazim Hikmet hasta el final, y recogió armas con visible resquemor por la brevedad del descuento. Todo un carácter. Fieles a sus respectivos estilos estuvieron IGNATIUM y CHESIRE. El hecho de que se viesen recompensados con las mieles del gol no puede escamotear la realidad de que su propuesta de juego está tácticamente agotada. CHESIRE apostó por un Billy Collins, que se desenvolvió aseadamente por el campo aunque sólo fuera para desvelar que conocía el terreno que pisaba. IGNATIUM lidió con Juan Ramón. Aceptable de no ser porque se suma a la ya larga nómina de poetas abrumados por el combate de esencias y formas en el vientre moldeador de la luz con que IGNATIUM tiende a castigar a los contrarios arrastrándolos a las vecindades de la logomaquia. Un poquito de por favó!!! Capítulo aparte merece el público. La aportación de CHARLY empieza a ser impagable. ¡Qué titán de la dialéctica! Lo mismo disputa con INMA sobre el grado de flaccidez que es soportable al estrechar una mano o prestar una mejilla al beso, que ejerce de espontáneo e interrumpe el partido con una descacharrante invectiva contra el verso libre que en ningún momento es sembrado para la mies del dogmatismo: que cuando CHARLY dice “que no tenéis ni puta idea” no está queriendo decir exactamente que los interpelados carezcan de ideas sobre el asunto en discusión o las tengan erradas. JUANCHO y TIMONENKO como siempre dispersos. Arrancaron con entusiasmo en el feudo de la gran Filosofía, enfrentando a los conceptos de serenidad y felicidad, para dejar el
aurea mediocritas
huérfano de argumentos cuando apareció Shakira en pantalla. A partir de ahí todo se volvió muy confuso. Creo que alguien dijo que no estaba buena; creo que alguien contestó “¡No, las que tú te follas están más buenas!” Pero eso ya es otra historia.