jueves, 23 de marzo de 2006

CRÓNICA


EL ÚLTIMO NO PARTIDO Y LA GRAN CONSPIRACIÓN

Aprecio en la foto de Clamavi la falta de la jugadora indispensable... ¿dónde andaría metida? De todas formas ella sabe que todo lo que pasó ese día fue una gran conspiración, que diría pedro j., porque teníais miedo ante la anunciada goleada que os iba a marcar. Lo entiendo, yo también lo habría tenido. La gran conspiración comenzó, para ser exactos, el día anterior. El sargento Blast debería haber estado listo a las 9 a.m., pero esa misma noche agentes infiltrados le retuvieron contra su voluntad, obligándole a beber un líquido amarillento de procedencia incierta, en grandes cantidades. El sargento intentó avisar a P. Glamour hacia las 5.30, lo cual constituyó un gran fracaso puesto que la susodicha P. estaba acabando de darle forma a sus rulos y de hacerse la mascarilla, por lo que responder al microlarbis supuso un gran inconveniente, lo que se tradujo en una inexcusable falta de atención a los intentos del sargento de burlar a los agentes... Con todo, después de repostar consiguieron partir hacia las 11 más o menos hora local, una vez recuperado el soldado Meekly. Tras numerosos obstáculos que se interpusieron en su camino, principalmente en forma de café con leche, churrasco, chuletinas y paletilla de lechazo, parece ser que nuestros intrépidos estaban cerca del lugar señalado para el gran encuentro. Ellos aún no se explican cómo hicieron los agentes infiltrados para hacer aparecer, de repente, un peaje y una barrera a rayas blancas y rojas —lo que era una prueba evidente de la gran confabulación que se estaba tejiendo para no dejarles llegar al punto Z— que les obligó una vez más a contemplar la belleza del paisaje y del paisanaje. Fuentes fiables aseguran que los obstáculos a superar, y con los que no os voy a aburrir, fueron muchos y numerosos, sin que por ello su fuerza inquebrantable se resquebrajara. En fin, diversos testimonios de reconocido prestigio los sitúan en el punto Z. hacia las 7 p.m., dispuestos como nunca a ponerse las camisetas y salir ante la afición. Sin embargo, los atemorizados contrincantes alegaron algo tan banal y evidentemente falso como una irremediable pasión musical de su espíritu que les envolvía igual que una piel de oso y les impedía disputar el encuentro. Sirva este testimonio objetivo y Verdadero para reconocer a P. Glamour su gran valor y sus incuestionables cualidades poéticas, de las que dio grandes muestras durante toda la noche y día sucesivo, según dicen los atónitos habitantes de Z así como numerosos fans —cuyas cualidades morales nadie puede poner en duda, ya que como es sabido, in vino veritas— que se habían congregado en dicho punto ante la increíble ocasión que la vida les brindaba. Con todo ello doy por finalizada ésta creo más que necesaria precisión a la foto de Clamavi, sitiéndome satisfecha por haber contribuido, una vez más, a la Justicia.

2 comentarios:

  1. Perdónales, cuando tú estás nadie se percata de su presencia. Necesitan un poco de atención y protagonismo.

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  2. Menos mal, sabía que no me fallarías, y que tú también te habías dado cuenta de su dificultad...!

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