domingo, 30 de julio de 2023

CRÓNICA

Sábado, 17 de junio, 20:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.

Por gaius


CARLOS MARZAL
EUFORIA [1]

VOY A CUMPLIR 60

VOY a cumplir 60.

En otro tiempo
—ocurría en verdad en otro mundo,
en un planeta otro:
                                 la impune juventud—
alguien ya con sesenta no era un viejo,
simplemente no era.
                                            Se trataba
de un acontecimiento de invisibilidad.

Al fin y al cabo,
                                 un asunto incurable.

Hoy me lo explico
—pero sin entender cómo ha ocurrido—
bajo un prisma geométrico:
esa recta tangente de la edad
que acaricia en un punto,
                                                       fervorosa,
la evanescente curva de la vida.

Qué absurdo de la edad:

ir a cumplir 60,
sin dejar de tener aún 18.

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DISPOSICIONES PÓSTUMAS

HACE ya mucho tiempo que dispuse
considerarme un individuo póstumo.

Quiero decir con esto
                                            lo contrario
a darme por perdido, a renunciar
a mi antigua ascendencia de entusiasta.

Lo fúnebre no cabe
en mi manera de entender el mundo,
igual que el malditismo,
                                            esa simpleza
de los temperamentos infantiles.

Mi condición de póstumo inaugura,
es un estreno, no lo que concluye.
Una forma ulterior de estar dispuesto
a oler a cada instante,
                                            en cada cosa,
su perfume de flor irrepetible.

No es una deserción.
                                            Es más conciencia.
El verano tenaz que hay en mi mente.

Entiende que en mi ocaso rompe el día.
En este anochecer despunta el alba.

Me he declarado póstumo.
                                                       Supone
mi voluntad febril de nacimiento.

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LA VISITA

DESPUÉS de muchos años sin escribir ninguno,
ayer logré acabar otro poema.

Sería más preciso el haber dicho
después de muchos años sin suceder ninguno.
Los poemas suceden, nos ocurren,
los versos acontecen cuando quieren,
sólo siguen la ley de su capricho.

                                            Los echaba de menos: eso es cierto.

Me decía: Vendrán
cuando piensen que a ti ya no te importan.
Se cansarán de otro,
                                            ten paciencia
.

Pero a pesar de conocer la lógica,
sin lógica ninguna,
de aquello que solemos llamar inspiración,
vivir sin las visitas casuales de un poema
representa una forma malsana de vivir.

El caso es que mandé el poema a unos amigos.
Sin corregir apenas, y sin la obligatoria
frialdad sentimental.

Me entenderéis mejor los despechados.
Aquellos que no saben vivir sin las palabras.

Quería subrayar que aún estoy vivo.

Qué extraña maldición:
                                            cada poema
aspira a ser el último que escribas.

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¿Y SI LA LLUVIA FUERA?

¿Y si la lluvia fuera
la música inaudible,
la única melodía verdadera?

¿Y si estuviera
cantando desde siempre,
clamando que escuchemos
esa canción primera?

¿Y si el oído humano
no supiera
entender cómo pulsa
las cuerdas de este mundo
en dondequiera?

¿Y si hemos olvidado
la manera
de interpretar su cántico,
el compás de la lluvia,
la viajera,
el mensaje inaudito
de la imperecedera?

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LOS ANHELOS

NO tengo más destino que el anhelo,
pero no significa una condena:
se trata de un regalo que la vida
me ofrece en su derroche.

Mi modo de anhelar no constituye
ningún afán, ninguna
forma de avaricia hacia las cosas
o hacia los individuos.

(Si sufriera por causa del anhelo,
no sería mi anhelo el que lo causa.)

Se reduce a una pauta de imprudencia
con la que profesar
un amor temerario hacia este mundo.

No somos insaciables: anhelamos.

Estamos complacidos con lo puesto.
——————————
[1] De Euforia, Barcelona, Tusquets, 2023.

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