domingo, 7 de mayo de 2023

CRÓNICA

Sábado, 25 de marzo, 20:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.

Por catenaccio

[1]

PEDRO LUIS MENÉNDEZ
CANTOS (1979–2022) [2]

TAN sólo algunas veces, a través de la lluvia
que parpadea y late en sus labios
azules,
           me detengo
en las sombras del agravio, aquella rama
partida en dos,
memorias de otro cuerpo que no cesa
de caer en el vacío.
                                 Los sábados ahogan
el vaivén de las nubes
y los dedos se alargan sin tocarte.

¿A qué llorar si no quedan respuestas,
a qué fingir si no tenemos tiempo?

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Y SI entonces, como si entonces fuera
sin más una palabra
y no una condición de lo inasible,
se elevaran los puentes del gemido,
esa lengua perdida entre lo hueco y lo inerte,
la penuria de la propia ancianidad,
su desnudez última,
ese modo tan unánime
de no perseverar en la inocencia,
cuando toda inocencia es sólo engaño.

Por la ventana abierta un aire frío
desliza su oscuridad
sobre la duermevela del insomne.

Nada permanece y sin embargo
las cenizas del odio y del amor
confluyen en la noche,
otra línea de un tiempo convocado,
una celebración de esta constancia
en la que te contemplas sin sosiego.

֍            ֍            ֍

ES todo cuanto guardan los inviernos,
y es bastante, si acaso, o suficiente
para no abandonarse
a más temor que el propio,
a ninguna esperanza que no llegue
más allá de la orilla,
en los márgenes fríos
de otras manos que dijeron adiós,
como quien dice
saluda de mi parte a los que quedan
y no me esperes ya, que no he venido.

Las islas parpadean en silencio
mientras todo
                      se oculta y desvanece,
escondido de sí, agazapado
en las calles oscuras y perdidas,
en las calles estrechas sin futuro.

Alguien que sufre
empuja una sirena
a través de la noche.

֍            ֍            ֍

PERO la lluvia abusa de su ritmo
que va llenando
todo cuanto pierdes, las palabras
que no fueron nada y a nadie llegaron,
tan malditas
           como una biblioteca de vacíos
o una sombra última
que renuncia al combate.

No quedan ceremonias,
no hay épica que salve de la muerte.

La quietud transparente de la noche
no conduce al recuerdo de las fotos perdidas,
de las líneas cortadas,
de los álbumes blancos.

Oyes gritos que vuelan destruidos,
campanas sin repique,
la condición injusta de la intemperie.

Una noche más, un verso equivocado.

֍            ֍            ֍

ERA esto la vida, dice el ángel,
un reguero de casas derruidas,
una senda que empapa la memoria
y la llena de sed
en la ausencia segura del recuerdo,
y nada es ya ni boca ni caricia.

Estuvimos allí, vaciamos botellas y sentidos,
nos dejamos caer.
Las redes eran telas prodigiosas de araña,
los trenes conducían a noches sin fronteras,
hasta que todo el ruido
llenó cada segundo
y las cartas marcadas ocuparon su tiempo.

Una imagen se pierde en la casa
cerrada, en el jardín marchito
de una calle sin sombra.

Ignorábamos todo,
pero ellos sabían.
——————————
[1] Fotograma, de Metamorphosis, por Marie Craven y Eduardo Yagüe, 2020.
[2] De Cantos (1979–2022), Gijón, Bajamar, 2022.

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