miércoles, 22 de octubre de 2008

CRÓNICA

Viernes, 17 de octubre, 22:00 horas.
El Cantábrico, C/Muelle de Oriente 4, Gijón.


JUGADORES

Alcántara, Manuel. Antología personal, Córdoba, Almuzara, 2008.
Barral, Carlos. Poesía, Madrid, Cátedra, 1991.
Cohen, Leonard. Parásitos del paraíso, Madrid, Visor, 2007.
Cummings, E. E. Buffalo Bill ha muerto, Madrid, Hiperión, 2007.
Elytis, Odiseas. Dignum Est y otros poemas, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2008.
González, Teresa. Obra completa, Oviedo, Consejería de cultura del Principado, 2008.
Muñoz Quirós, José María. Celada de piedra, Madrid, Rialp, 2005.
Ros, Beatriz. De cómo descubrí que seguía viva, Córdoba, La Bella Varsovia, 2008.
Vela, Javier. Tiempo adentro, Barcelona, Acantilado, 2006.

CRÓNICA

La ausencia de CHESIRE, alias YO-SOY-LA-ENCARNACIÓN-DE-TODOS-LOS-SANEDRINES-LÍRICOS-Y-ME-LA-COMO-Y-ME-LA-COMO-Y-ME-LA-VUELVO-A-DE-COMER, hizo que el del viernes fuese un partido especialmente interesante: juego vibrante, de combate intenso pero noble; en el que se pudo disfrutar tanto de la elegancia de versos de inspiración clásica como de la hondura emocional, pasando por el juego conceptual más ágil.

Aunque en lote fallido, SANDERS apostó por esto último. Puso en liza la versión más soportable de COHEN, aquélla que prescinde de las ilustraciones hechas con los dedos de los pies, pero que se queda a años luz de alcanzar el meollo de lo que intenta trasmitir. EL Sr. COHEN pisa una cagada, la huele, pero yerra sistemáticamente en el diagnóstico: “Hum, lovely, i think it’s cramberrie pie”... ¡Pues no, LEONARDO, es mierda!

Sólo puede calificarse el partido de PAPERMAN como sobresaliente. Desde el arranque exprimió el buen hacer de ALCÁNTARA sin concesión a los atajos fáciles: templanza, emoción contenida y metáfora sugerente, encajadas como guante en un metro clásico que cumplía a la perfección su función rítmica. Versos nostálgicos que fueron calentando la grada: «niño que se perdió como me pierdo / pensando que no es buena mi tristeza / y no vale la pena mi alegría», que se fue al palo. Y que sólo al final se vieron recompensados en un memorable SONETO PARA PEDIR POR LOS AMIGOS MUERTOS, ebrio de lucidez y cariño que remata de chilena a gol el terceto: «dan ganas de dejarlo todo por irse / a buscarlos. Conozco ya el camino / se va por el atajo de morirse». Gracias, PAPERMAN, lo mejor de la noche.

Las lesiones recientes pasaron factura al juego de JUANCHO, que acusó falta de ritmo y precisión. ELYTIS se manejó por el campo con la sutileza de un cañón de 24 libras con silenciador, o sea, ninguna. Abusó de la paradoja: «El antifonista dice: / el vacío existe mientras no caigas en él»; y su estilo interjectivo recordó esas obras griegas cuyo encaje en la tragedia o la comedia no es pacífico: ¡Oh, hombres de Esparta, qué muro no expugnará vuestro nardo de medio metro!... o algo así.

Cuando menos exótica fue la participación de MARCOS jugándose la baza de BEATRIZ ROS. Sus virtudes poéticas brillaron tanto como un agujero negro; pero no se le puede negar compostura como manual de bricolaje y autoayuda: «consejos hogareños: / no te pilles los dedos con el colchón». Son legión los poetas tuercetropos que han cruzado sus versos en estos partidos; que uno de ellos al menos se proponga resultar útil es de agradecer.

Una vez más IGNATIUM puso a prueba el acelerador de partículas líricas en busca de la fusión del verbo fundamental que agote el hecho poético. En esta ocasión no puede negarse que de todo ese despilfarro energético no resultara algún moco cuántico aprovechable: «Soportaré la noche / hiriéndome en su oscura mansedumbre... otro dominio que el dolor de una ausencia», poema que retrasó los objetivos del Protocolo de KYOTO hasta el año 2150; mientras que «triste lenguaje de un mundo que se olvida una vez pronunciado», directamente lo derogó. Qué más da. No tengo hijos por los que preocuparme.

ARTEMIO ofició una vez más de trilero. Como buen jugador de ventaja se pasó todo el tiempo agazapado detrás de la prosopopeya inane de JAVIER VELA, para ultimar el partido de un mal fogonazo de tres versos aprovechándose del cansancio de los rivales de juego más franco: «Porque los hombres mueren pero dejan / memoria de los cuerpos que habitaron. / Qué guardo yo de ti sino tú misma». Goal en fuera de juego que sólo la ceguera arbitral dio por bueno. Que disfrute de su momento de crisálida, ése, cómo se llamaba, JAVIER QUÉ.

Acudir a la convocatoria, como hizo FERMO, con un libro bajo el brazo publicado por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias es arriesgarse a que CATENACCIO se vuelva llama justiciera, y no me refiero a la masa gaseosa en combustión, sino al rumiante andino con querencia al escupitajo. Sin embargo, la malversación de caudales públicos se vio minorada por el aseo con que TERESA GONZÁLEZ se movía por el mármol bajo la batuta de FERMO. Especialmente destacados fueron los poemas en bable que, polémica sobre el significado de alguna que otra palabra aparte, demostraron una fuerza evocadora incuestionable.

Suele ser vicio común de la juventud el exceso de entusiasmo y el caso de ALBA no fue excepción. Con un poco más de experiencia en estas lides podía haber administrado mejor sus recursos; pero espoleada por las ganas de agradar en su debut, lanzó a CUMMINGS en tromba desde el arranque. Los primeros compases fueron claramente suyos con continuas llegadas al área de gol basadas en el juego directo: «los sáharas tienen sus siglos; / diez mil de ellos son más pequeños que el momento de una rosa», sin hacerle ascos a juegos más elaborados: «quien presta atención a la sintaxis nunca te besará completamente». Sin embargo, terminó pagando el derroche físico en el tramo final al desinflarse en versos de trazo maldito y previsible.

CATENACCIO sigue naufragando en cambios continuos de sistema de juego. La poesía excesivamente pretenciosa de BARRAL apenas arrancó un mohín de aprobación en su cara más existencial: «¿qué hago yo en este mundo? / Nada que la noche sosiegue o que estimule la aurora», para terminar desleído sin pena ni gloria.

La noche avanzaba, los cascos vacíos de cerveza copaban la mesa en una suerte de tablero de potencias nucleares de saldo. PAPERMAN se lanzó al panegírico de su nueva militancia liberal: “Ahora que BUSH anda nacionalizando la banca”. Varios de esos misiles de vidrio se desactivaron, antes de que PAPERMAN los largase a girar por la PLAZA ROJA, para terminar reconvertidos en jugadores de la selección inglesa del 86 y regateados por un vaso de sidra que avanzaba sin saberlo hacia la jugada de todos los tiempos: “Lo ves, ALBA, fue así: CUCCIUFO para ENRIQUE... ENRIQUE, DIEGO ARMANDO MARADONA... Dos hombres, se les fue a los dos, maravilloso... Viene agrandado, viene con todas las luces... Sigue DIEGO, otro más... Sigue MARADONA, busca el área... Ya está el segundo, va a chutar... GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL... Grítenlo, grítenlo fuerte... DIEGO, DIEGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL”. Recuerdos de adolescencia que reptaban por las paredes del CANTÁBRICO para ganar la libertad de un cielo negro que pinchaba la luz metálica de las farolas en la costura del horizonte. Por esa línea de azogue roto se filtraban las nubes como galeones de una cofradía fantasma, una procesión ingrávida que ponderaban cadenciosamente los barcos del fondeadero moviendo unos mástiles que ya no eran mástiles, sino los signos de exclamación con que la sabiduría inerte de la materia se reconoce a sí misma en la maravilla del mundo. Y todo esto para que el hombre, como un patricio embrutecido, se arrellane a contemplar cómo progresa el incendio de sombras que le cerca. ROMA arde, aunque no haya señales de los bárbaros. Pero eso ya es otra historia.

8 comentarios:

  1. Gracias por tus cariñosísimas palabras, Catenaccio. Tal vez debería plantearme no volver para que juguéis más a gusto y sigáis cometiendo sandeces como darle sólo un gol al gran maestro Don Manuel y dejar que empate con el mindundi ese que llevó Artemio.
    Flojos, que sois unos flojos. Venga a darle al ballet de poetas.
    Por otra parte, no hay mejor manera de demostrar que los marcadores cortos no son culpa mía. Será que no tuvisteis ocasiones de dar gol a Paperman. ¡Cuánta alma de cántaro!

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  2. Golazo genial de la crónica. Ingeniosa y lírica. Bellísima. Catenaccio, mejoras cada vez. Incluso sin cerebro. Lo celebro. Muchísimas gracias.

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  3. Catenaccio, pa ti el balón de oro. Estupefacta estoy. A este paso, habrá que encuadernar también tus crónicas marcianas de futbol de poetas. Es un crescendo incontrolable, lo tuyo. Ah, y eso de que de los bárbaros ni rastro, lo dirás tú, tendrás que graduarte la vista...
    Gracias.

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  4. Boquiabierto me he quedado con la crónica. Catenaccio, sin duda eres el Pepe Domingo Castaño del futbolpoetismo. Me faltan epítetos para calificarla: incisiva, ácida, certera, increiblemente gráfica. No solo colma mi sugerencia, sino que la supera con creces para regalarnos un texto digno de ser recordado. Igual me excedo y estoy pecando de pelota (excelente expresión, por cierto, para estas lides) pero es que me puede la estupefacción tras la lectura de tu crónica. Tal es así que creo que no faltaré al próximo partido, si es que considerais que mi alineación es adecuada y no perjudica al buen juego.

    Pues lo dicho: gracias, gracias, gracias.

    X.V.

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  5. Casi se acerca al Goal del Pibe que me perdí en el año 86.
    Algún día la juventud aprenderá de la vida al leer esta crónica.

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  6. La verdad, habrá que hacer más frecuentes las reuniones de estos mamarrachos (esto no va por tí, Mery), para disfrutar de las crónicas de nuestro catenaccio, eres genial Neirete paquete.
    Elena

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  7. Veo que Xabel, a quien no tengo el gusto de conocer, compara a Neirete con Pepe Domingo... Xabel, ¿tan duro fue lo que te hizo Neiro? ¿Una entrada de esas que hace él con ese fútbol conservador y sonetista a la altura de la rodilla?
    Un abrazo para todos y espero acudir a la próxima convocatoria.

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