RETRATO DE UNA CHICA EN CRISTAL
Entonces, una vez por Navidad, cuando Laura estaba adornando el árbol artificial, agarró la estrella de Belén que estaba encendida en la rama más alta de la copa, y la acercó seriamente al candelabro.
—¿Tienen de verdad cinco puntas las estrellas? —preguntó.
Era el tipo de cosas que uno no creería y que hacía que se mirara a Laura con tristeza y desconcierto.
—No —le dije yo, viendo a lo que de hecho se refería—, son redondas como la tierra y la mayoría de ellas mucho más grandes.
Ella se quedó levemente sorprendida ante esta nueva información. Se dirigió a la ventana para mirar el cielo, que estaba, como normalmente en Saint Louis durante el invierno, completamente oculto por el humo.
—Es difícil de asegurar —dijo ella, y volvió al árbol.
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De
La noche de la iguana y otros relatos,
Barcelona, Alba Editorial, 1998.
(Trad. Mariano Antolín Rato)
(Trad. Mariano Antolín Rato)
Goal.
ResponderEliminarSin duda. Y con engaño y finta al portero incluidos.
ResponderEliminarOs lo agradezco de corazón, pero creo que os dura la ebria generosidad del último partido...
ResponderEliminarLa rodilla aún se resiente de los agujeros en la arena, y en los últimos días tuve unas agujetas tan dolorosas que hubiera necesitado al más poderoso de los amantes para calmarlas. Sobra decir que, como es costumbre, se me pasaron solas al cabo de unos 3 días. Pena, pena, ay pena penita pena...