UN HOMBRE NO DEBE SER RECORDADO
Cuando llega el momento
de partir a la guerra,
el hombre ensilla su caballo y pasa
miedo y, para alejarlo, piensa: "Pronto
adornarán mis hijas su juventud con flores
de estos campos, mis hijos
se embriagarán con vino de estas cepas. Y un día
me darán nietos sanos y robustos
que pensarán que a nadie deben nada."
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De
Un Hombre No Debe Ser Recordado,
1992.
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