TACTO
Si te toco las palmas de las manos
me parece que toco la esperanza,
pero no toco más que un mediodía.
La convicción de que estoy vivo nace
de tu piel en mis dedos. Certidumbre
de ser, cuando te toco.
Donde la vida vive es en el tacto.
La arena de tu cuerpo,
la rosa de tu cuerpo,
el terciopelo de tu cuerpo,
el fuego de tu cuerpo,
la espina de tu cuerpo...
Reconozco
el vivir.
Me desposo con la vida.
Como la carne dulce de la tierra
va a desposarme con la muerte. Otra
forma de tacto, al fin.
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De
De aquí no se va nadie,
1971.
Se derraman los hilos de seda
ResponderEliminardel agua cautiva entre mis dedos,
la arena me brinda su reposo,
y la brisa una piel de terciopelo.
Tomo una piedra,
mi mano con mi mano,
me nombro y afirmo
mi táctil existencia.
Eso es gol, Ignatium
ResponderEliminarGracias Chesire, que tú lo digas...
ResponderEliminarPor cierto, el 2 de junio hay concierto de Quique González en el Albéniz.
Ingantium. Muy bueno tu poema, aunque para mi no es gol por eso de la "táctil existencia" y es que al final tiene que asomar el beneditismo por algún sitio.
ResponderEliminarMartín