ZAPPING
EN la primera un padre apenado hablaba de su hija
violada tres veces por un desaprensivo.
Y prometía detalles antes de pasar la gorra.
En la segunda asistí a un horrible crimen, y había sangre,
y gritos, y la tortura del débil.
Sólo así podíamos alegrarnos con la sangre y los gritos
del delincuente.
En la tercera daban fútbol. Hombres que se abrazaban
y besaban y brincaban de júbilo, sin avergonzarse.
Espectáculo raro en estos tiempos.
En la primera el padre lloraba amargamente
mientras corregía el nudo de la corbata.
En la segunda se aplicaba la ley,
para tranquilidad de todos.
En la tercera se celebraba la victoria
destruyendo algunos coches, y era hermosa la felicidad
al resplandor del fuego.
No sé en cuál el reportero cumplía su dolorosa misión:
entrevistaba a un moribundo,
porque el público tiene derecho
a estar informado.
En la quinta, creo que era la quinta, me vi yo.
Con el mando en la mano. Y era un excelente actor.
Había que ver mi expresión de escándalo, mi justa ira,
mientras abría la siguiente botella de cerveza.
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De
El Estado de la Nación,
2002.
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