NUNCA ME ACERCO TANTO A SER MUJER
Nunca me acerco tanto a ser mujer
como cuando abandono mis palabras,
repliego el abanico
tras el que ensayo risas de gioconda,
desciendo del tinglado de mis gestos
por peldaños estrechos y gastados
y me quito en silencio, a oscuras,
los adornos.
Alguien está conmigo a quien no veo,
que me recoge el alma como un traje arrugado
y me la va subiendo de los pies a los hombros:
la mujer que seré.
No alcanzo todavía a mirar cara a cara
a esa mujer secreta, que apenas si aletea
cuando deja de oírme trajinar (…)
Nunca veré sus ojos de sibila.
Ahora porque no llego a ellos, de tan altos,
de tan imprevisibles,
y un día (…) sustituirán el brillo mendaz de los espejos
y abarcarán muy serios,
bajo un toldo de sombra
—¿por qué pienso tan seria a esa mujer?—
la figura lejana e irisada
de aquella adolescente
que soñaba una vez con conocerla.
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De
Después de todo. Poesía a rachas,
1993.
Por cierto, feliz día de las mujeres, a todas y a todos...
ResponderEliminarMuchas gracias para lo que resta de día (y días) y enhorabuena por tu primera suelta de versos en el blog. Bienvenida
ResponderEliminarMuchas gracias, la verdad es que estoy muy emocionada con la iniciación...
ResponderEliminarpues a seguir...
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