LLEGA EL LITIO
Mucha tristeza nunca le humilló
pero temía el hondo pozo oscuro
que él envolvió en sus aguas cenagosas.
Mucho haloperidol; pinchazos de antabús
probó electroterapia veinte veces
y salió disparado hacia una vida
que ahora ya no recuerda: quince años
perjudicando a todos los que amaba
pues gastó su dinero y el ajeno
en alcohol en viajes y en delirios.
Pero el litio llego y está en su sangre
y ahora es su compañero de por vida
hasta la oscuridad o la luz total.
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De
Las Horas Quemadas,
1996.
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