RETÓRICA
Supongo que de lo que se trata es de salvar a algunos jóvenes del suicidio y a algunos otros de entrar en la policía o en los bomberos. Pienso en los que se suicidan por hastío, porque encuentran que "los otros" toman demasiado lugar en ellos mismos.
Se les puede decir: dad por lo menos la palabra a la minoría de vosotros mismos. Sed poetas. Responderán: justamente es ahí, ahí mismo cuando más que nunca siento a los otros en mí mismo, cuando trato de expresarme no lo consigo. Las palabras vienen ya listas y se expresan: no es a mí a quien expresan. Ahí, más me ahogo.
Es el momento en que es útil enseñar el arte de resistir a las palabras, el arte de no decir otra cosa que lo que se quiere decir, el arte de violentarlas y someterlas. A fin de cuentas, fundar una retórica, o más bien, enseñar a cada uno el arte de fundar su propia retórica, es obra de salud pública.
Eso salva a las únicas, a las escasas personas que vale la pena salvar: aquellas que tienen la conciencia y el cuidado y el hastío de los otros en sí mismas. Aquellas que pueden hacer avanzar el espíritu, y para hablar con propiedad, cambiar la faz de las cosas.
(Trad. Waldo Rojas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario